Un documento sociológico involuntario
LUCHA POR EL FERROCARRIL (Bid for a Railroad, 1934)
Autor: Richard Wormser (a) "Nick Carter"
Colección: Hombres Audace nº 158
Serie: Jim Wallace nº 6
Edita: Editorial Molino, Barcelona, 1947
Antes de empezar esta reseña recordemos el momento en que fue escrita. En 1934, la Gran Depresión estaba apenas empezando a ceder en Estados Unidos y las imágenes de bancos quebrando dejando en la miseria a la gente eran todavía algo que estaba presente en la mente de todos. También la sociedad norteamericana era una sociedad donde el ferrocarril todavía tenía un peso gigantesco en el transporte a larga distancia, especialmente en lo relativo al transporte de mercaderías agrícolas. Sin él, los agricultores se quedaban sin vender su cosecha (lo que significaba automáticamente la quiebra y la miseria para la mayoría). Y los vagabundos ferroviarios eran una algo más que un grupo de marginales: era una subcultura con códigos propios.
Todo eso se ha ido en esta Yanquilandia actual de autopistas gigantes, pasajes internos de avion baratos, prosperidad neoliberal (aunque cada tanto los bancos amenazan con hacer una manganeta que dejará de culo a medio país) y los vagabundos ya no tienen subcultura: son homeless que no andan sobre trenes porque ya no hay de esos.
Con lo cual, esta novela de Jim Wallace tiene dos valores. Uno el meramente de entretenimiento y otro el de registro de un momento en la vida yanqui.
La historia se mete específicamente en un tema del momento: la pugna para comprar un pequeño ferrocarril rural. Y el tipo que lo quiere comprar está usando todos los trucos ilegales que se les ocurran. Así que Jim es contratado para evitar que el ferrocarril sea atacado y descubra las pruebas para detener al tipo que quiere quedarse con el ferrocarril. Y digamos, que la verdad, se la pasan engañando: no parece muy buen detective si uno lee bien la novela.
Pero insisto: lo mejor de la novela es la descripción de estos momentos de la historia americana que ya no están más, un documento de la cotidianeidad americana de la década de 1930 recogido por casualidad. ¿Quién dijo que los pulps no son informativos?
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